Coches Fast & Furious a escala 1/43

Cuando el Dodge Charger R/T de 1970 de Dominic Toretto llega a la pantalla, los fans saben que la acción acaba de empezar. Velocidad, emoción y familia son los tres pilares de la serie.

El legendario Dodge Charger de Toretto ha sido un icono de la saga Fast & Furious desde la primera película.

Cuando cae la noche, una zona remota de Los Ángeles se convierte en el escenario de una carrera callejera en la que los pilotos hacen todo lo posible por sacar el máximo partido a sus impresionantes coches.

Uno de los modelos más emblemáticos de Nissan es el Skyline GT-R, muy codiciado ya que sólo se ha lanzado en unos pocos países, siempre con el volante a la derecha. Este coupé deportivo de competición tenía mucha potencia bajo el capó, al igual que los demás deportivos japoneses de la época. Sucedió al Skyline GT-R R33 y precedió al GT-R R35, que dejó de llamarse Skyline.

Este coupé es sin duda uno de los más reconocibles y queridos de los años 90. Toyota realizó importantes esfuerzos de ingeniería para hacerlo más rápido, más ligero, más deportivo y más seguro. Habiendo alcanzado el estatus de icono, este coche está muy buscado actualmente, en especial, los modelos conservados en su estado original.

Mitsubishi, dirigiéndose a un público joven, desarrolló este coupé de precio razonable con motores eficientes y manejo dinámico. En Europa estaba disponible su versión de tamaño medio y, aunque había opciones más baratas en el mercado de los coches compactos, su toque exótico justificaba el precio. La vida comercial de la segunda generación del Eclipse fue bastante corta, estando disponible sólo de 1995 a 1999.

El Dodge Daytona es uno de los míticos vehículos que aparecen en la saga Fast and Furious y que Universal Studios pondrá a prueba contra un tanque.

En Fast and Furious 6, el equipo de Toretto recoge el Dodge Daytona en una subasta. A continuación, Dom se encarga de poner a prueba la potencia del vehículo.

El pequeño Escort destacó en diversos rallies con su motor Twin Cam, mostrando una gran polivalencia y resistencia. Su siguiente evolución fue el Escort RS1600, un buen coche para correr en el Grupo 2 del campeonato mundial de rallies y que incorporaba varias piezas de alto rendimiento. Como alternativa más económica, Ford ofreció en los mismos años el Escort Mexico, con motor y prestaciones más modestos.

El Ford Mustang, uno de los coches clásicos americanos por excelencia, lleva a la venta sin interrupción desde abril de 1964 hasta nuestros días, con seis generaciones y más de 10 millones de unidades producidas. Fue un enorme éxito en su lanzamiento y una inspiración para la competencia. Se convirtió en uno de los coches más deseados del mundo y en un icono de la historia del automóvil.

Dos años y medio después de resucitar al cupé deportivo Dodge Challenger, se le instaló un motor HEMI® V8 con características de la vieja escuela y usabilidad para el día a día. Las prestaciones deportivas del Dodge Challenger SRT8 392 se situaron en un escalón más alto: era más potente y más eficaz. El segmento de los cupés se encontraba en pleno auge y Dodge no podía defraudar a sus seguidores. 

Los conductores estadounidenses amantes de la potencia no siempre quedaban satisfechos con los modelos de prestaciones elevadas que se podían encargar a los fabricantes, algo que sucedió con el Chevrolet Camaro. Tras pasar por el concesionario de Don Yenko, los Camaro de primera generación recibieron un enorme motor con más de 425 CV de potencia y numerosas modificaciones. Un coche que, con el paso de los años, se ha convertido en objeto de culto. 

Este modelo se lanzó cuando Mitsubishi acumulaba ya cuatro títulos consecutivos del Campeonato Mundial de Rally (WRC) –con el piloto Tommi Mäkinen– y la saga Evolution se acercaba a su décimo aniversario. La séptima evolución del Lancer compensó su mayor tamaño y peso con una eficacia mejorada, superando al Evolution VI. Eso fue suficiente para que este coche fuera una leyenda incluso antes de llegar a los concesionarios. Mitsubishi acumulaba 4.000 pedidos antes del Salón de Ginebra. 

Chrysler y Mitsubishi tuvieron diferencias de criterios en lo que debería ser un cupé generalista que continuara la saga Eclipse. La marca japonesa no contó con la colaboración de su socio americano y emprendió la aventura de su creación en solitario. El nuevo Eclipse se diseñó pensando en una mayor clientela, a la que logró llegar, pero a cambio perdió parte de su esencia y sus seguidores más entusiastas se mostraron algo desencantados. 

La propuesta del Honda S2000 fue muy audaz y vino a rellenar un hueco en el mercado de los coches deportivos de dos plazas. El fabricante japonés recuperó una fórmula que ya había resultado exitosa en sus primeros años y pudo medirse directamente con los automóviles más destacados de su categoría. Honda no ha vuelto a desarrollar nada parecido al S2000, algo que muchos de sus seguidores echan de menos. 

Con un enfoque comercial que iba más allá de su venta en Norteamérica, la sexta generación del Ford Mustang (S550) es la más universal de cuantas han existido. La reinterpretación moderna de este icono de Ford se convirtió rápidamente en un éxito, llegando a 140 países de todos los continentes. Una vez más, el Chevrolet Camaro, el Dodge Challenger y otros modelos destacados del segmento deportivo tuvieron que enfrentarse a este poderoso rival. 

La saga Mazda RX-7 comenzó su andadura en 1978 y es una de las más prolíficas del fabricante japonés Mazda. En su tercera generación, la FD, el RX-7 era un deportivo con un fuerte carácter y un modelo icónico que pasó a la historia como una de las mejores creaciones de Mazda, además de ser uno de los más destacados cupés deportivos japoneses de la década de 1990. 

De todos los Chevrolet Chevelle SS producidos, el modelo de 1970 fue el más especial y potente de la saga. Debido a la presión de la competencia, General Motors anuló la regla de no montar motores de más de 400 pulgadas cúbicas en modelos intermedios, así que sus Chevelle SS se llenaron de «músculo» mecánico. Por mérito propio, este coche se ha convertido en un modelo muy codiciado por los coleccionistas. 

Pese a la vocación económica de la marca Plymouth dentro de Chrysler, el GTX fue el modelo más potente y lujoso de toda la gama de esta marca, junto con el Fury. La historia del Plymouth GTX fue muy breve, ya que apenas se mantuvo cinco años a la venta. El modelo de 1971 fue el último, además de ser el más diferente. Es el más escaso de toda la saga, ya que se fabricaron muy pocas unidades. 

Pasados cuatro años desde su lanzamiento, Honda presentó la actualización de media vida del Honda S2000. Se aprovechó la ocasión para mejorar ciertos aspectos de su estética, conducción y confort. Además, el motor de carrera larga F22C1 de 2,2 l hizo su aparición para contentar a los clientes norteamericanos, deseosos de una mayor entrega de par máximo a menos revoluciones. 

Dodge dio un gran paso en su prestigio como fabricante de muscle cars –que comenzó a finales de la década de 1960– mejorando, a base de potencia y prestaciones, la generación de su mítico Dodge Charger creada a principios de los 2000. La afición americana por los coches potentes se tuvo en cuenta por los diseñadores de la compañía y reflejada con mucho atrevimiento en la línea SRT. En este caso, los ingenieros combinaron una potencia de más de 700 CV con la funcionalidad de un sedán de cuatro puertas. 

Aunque inicialmente fue un éxito arrollador, el Ford Mustang empezó a ceder espacio en el mercado tanto a la competencia interna de otros modelos de Ford y Mercury como frente a los nuevos modelos de GM y Chrysler. Las ventas menguaban, por lo que el fabricante trató de reaccionar ofreciendo más potencia y lujo. También presentó ediciones especiales de orientación más deportiva, según se iba consolidando el segmento de los pony cars.