
American Cars: colecciona los muscle cars más famosos made in USA
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Las décadas de 1960 y 1970 fueron años de expansión en el automovilismo estadounidense.
Esta colección recorre ese momento crucial del automovilismo estadounidense con la mejor selección de modelos de las grandes marcas: Chevrolet, Ford, Plymouth, Pontiac, Oldsmobile, Dodge o AMC.
El Ford Mustang revolucionó el concepto de automóvil deportivo cuando salió al mercado en 1964. Su éxito en ventas fue inmediato y sus posibilidades como coche deportivo llamaron la atención de la compañía Shelby American, propiedad de Carroll Shelby.
El Dodge Charger fue uno de los primeros muscle car del grupo Chrysler. Presentado en 1966 y construido sobre el chasis de la berlina Coronet, en 1968 recibió un potente motor V8, similar al utilizado en las carreras de la NASCAR, así como la denominación R/T, siglas de Road/Track (carretera y circuito).
El Chevrolet Camaro de segunda generación ofreció a los clientes de la marca un comportamiento en carretera más emocionante gracias a numerosos ajustes en el chasis. La versión Z/28, además, fue creada para alcanzar la misma potencia que los primeros muscle cars.
En 1963, Chevrolet lanzó la segunda generación del Corvette, la primera en utilizar el apellido Sting Ray. Al descapotable se unieron la versión cupé y una variante con techo rígido. Las tres se desarrollaron sobre un nuevo chasis diseñado por Zora Arkus-Dontov, el hombre que creó también la primera generación del coche.
El Pontiac Firebird fue uno de los pocos deportivos que sobrevivió al fin de la era de los muscle cars y que se vendió durante toda la década de 1970. Sus motores V8 perdieron potencia, pero las versiones Trans Am, con sus águilas doradas sobre el cofre o capó continuaron cautivando a un público ávido de conducir
El Ford Torino, nombre que homenajeaba a la considerada capital italiana del automovilismo, se lanzó en 1968 como modelo intermedio de la marca.
Lanzado a mediados de 1969 como modelo 1970, el Dodge Challenger se situó en la gama de modelos deportivos de la marca por debajo del ya existente Charger y adoptó el nuevo chasis Type E del Grupo Chrysler, desarrollado por los ingenieros de Plymouth para la tercera generación del Barracuda.
En 1968, los modelos de la Serie A de las distintas marcas de General Motors, entre ellos el Pontiac GTO, recibieron una actualización completa. La carrocería de este modelo adoptó una línea fastback y la distancia entre ejes se redujo 8 cm para quedar en 2,84 metros.
Que el Ford Mustang haya inaugurado el segmento de los pony cars en Estados Unidos es algo que casi nadie discute. Y que el Mustang haya aumentado la potencia de sus motores para convertirse en el paradigma de los muscle cars es también evidente. No obstante, el Plymouth Barracuda se adelantó dos meses al lanzamiento del Mustang y, como aquel, se transformó también en un muscle car.
Una carrocería inspirada en el concept car Shark II, por supuesto de fibra de vidrio, motores V8 (los de seis cilindros ya eran cosa del pasado) y un enfoque a medio camino entre el muscle car y el gran turismo definió la tercera generación del Corvette, una de las más longevas de la historia de este icónico modelo y, según muchos especialistas, la más lograda de todas.
Chevrolet fabricó, en 1969 y 1970, 4.475 unidades de uno de los muscle cars más potentes de la historia: el Chevelle SS 454, un cupé de gama media transformado en deportivo de altas prestaciones gracias a la adopción del motor V8 454 LS6 de 7,4 litros y 450 cv de potencia de General Motors.
A pesar de que el Ford Mustang es considerado como el creador de la categoría de los pony cars o deportivos accesibles, el Plymouth Barracuda se lanzó dos meses antes que el emblemático modelo de Ford. Aunque se vendió menos que el Mustang, hay que considerarlo como uno de los precursores de la categoría.
El Mercury Cougar Eliminator fue uno de los pocos muscle cars producidos por la marca intermedia del Grupo Ford. Lanzado en 1969 sobre la base de la primera generación del Cougar, disponía de motores V8 de hasta 335 cv procedentes del Ford Mustang con el que compartía, además, la plataforma.
Lanzado con un retraso considerable con respecto al Ford Mustang con el que pretendía competir, el Javelin era un pony car, es decir, un coche deportivo económico orientado a un público joven. Sobre la base de este modelo, sin embargo, AMC desarrolló auténticos muscle cars de elevadas prestaciones.
La primera generación del Chevrolet El Camino, una pick-up derivada de una berlina, se lanzó en 1959 para competir con el Ford Ranchero, presentado dos años antes. A mediados de la década de 1960, en plena expansión de los muscle cars, Chevrolet lanzó una versión El Camino SS con un V8 de 350 o 375 cv.
El Pontiac Tempest GTO, lanzado en 1964, está considerado como el primer muscle car. Esta definición se aplicaba a las versiones más potentes de los modelos de la llamada gama intermedia fabricados en Estados Unidos a partir de mediados de la década de 1960 y hasta la llegada de la crisis petrolera de 1974.
El Dodge Charger Daytona de 1969 fue, sin duda, uno de los muscle cars más originales. Su particular carrocería, en la que destacaban el morro largo y afilado y un enorme y muy elevado alerón trasero, lo desmarcaba por completo de cualquier otro coche del mismo tipo, salvo de su hermano gemelo, el Plymouth Superbird, lanzado con las mismas características que el Daytona un año después.
El Ford Mustang ha sido, desde 1964, uno de los grandes íconos del automovilismo estadounidense. La primera generación, que nació como un deportivo sencillo y accesible, mutó en un auténtico muscle car con poderosas versiones como las preparadas por Shelby o las Boss, que ofreció la propia Ford.
El Ford Fairlane era el modelo intermedio de la marca a mediados de la década de 1960 y, como la mayoría de los coches de su época, no escapó a la fiebre de los muscle cars. Los cupés GT y GTA venían equipados con motores V8 big block y el modelo de 1969, con los propulsores Cobra Jet que utilizaban los Mustang.
El Ford Maverick era un coche modesto con motores de seis cilindros que, no obstante, recibió un propulsor V8 de 5 litros que lo convirtió en un aprendiz de muscle car. Económico en cuanto a precio y mantenimiento, tuvo un buen recorrido en el mercado con la versión Grabber como tope de gama.
El Road Runner representó una vuelta a los orígenes dentro del segmento de los muscle cars. Con un equipamiento básico, un motor potente y un precio competitivo, este Plymouth fue un gran éxito de ventas. Además, por un módico aumento, los clientes podían encargarlo con el motor Hemi® de 425 cv.
La colaboración entre American Motors y el popular preparador Hurst, iniciada con el SC/Rambler, continuó en 1970 con el desarrollo de una versión muscle car del AMC Rebel equipada con un motor V8 de 340 cv. De este modelo, económico y orientado a un público joven, se fabricaron tan solo 2.300 unidades.
Un Chevrolet Camaro con el motor de 7 litros del Corvette. Esta receta, que hubiera permitido a General Motors crear un rival a la altura del Mustang Shelby GT500, no partió de la marca, sino de algunos concesionarios que interpretaron libremente el pedido de modelos a la fábrica. Así nació el increíble Camaro ZL1.
El Oldsmobile Cutlass, el modelo intermedio de la marca, tenía numerosas versiones muscle car. La más desconocida, por su rareza (se fabricaron poco más de 1.000 unidades), era el W-31. Equipado con un motor de 5,7 litros y 350 cv, no llegaba a la potencia de su hermano mayor, el 442.
La crisis petrolera de 1973, que derivó en un aumento del precio de la gasolina y de los seguros, liquidó casi por completo el segmento de los muscle cars. Algunos de ellos, adaptados a todo tipo de restricciones normativas, permanecieron, no obstante, en el mercado. Es el caso del Chevrolet Camaro Z28.
Las siglas GS significan Gran Sport y se utilizaron para denominar a las versiones más potentes de diferentes modelos de la gama Buick en las décadas de 1960 y 1970. El Skylark GS, en sus versiones 340, 350, 400 y 455, fue, junto al GSX, el más genuino representante de la marca en el segmento de los muscle cars.
Versión deportiva del económico Plymouth Valiant, el Duster, con su motor de 340 pulgadas cúbicas que desarrollaba 275 cv SAE brutos, fue uno de los muscle cars más accesibles del mercado en un momento en el que las elevadas primas de los seguros encarecían este tipo de coches.
En 1970, en pleno apogeo de los muscle cars, Oldsmobile lanzó un paquete opcional llamado Rallye 350. Disponible tanto para el Cutlass Coupé como para el F-85, en ambos casos incluía el motor V8 de 310 cv y la carrocería pintada en un llamativo color amarillo Sebring.
Los Chevrolet Camaro, Chevelle y Nova modificados por Yenko se cuentan entre los muscle cars más exclusivos. Lo que mucha gente ignora, sin embargo, es que Yenko desarrolló también una preparación para el Vega, el más modesto de los Chevrolet de la época. Bautizado como Yenko Stinger, se fabricaron apenas 400 unidades.
No solo las grandes marcas estadounidenses fabricaron muscle cars en la época dorada de finales de la década de 1960 y principios de la siguiente. Varios distribuidores importantes modificaron en sus propios talleres algunos de los pony cars de la época para darles el aspecto y las prestaciones de un muscle car.
El reglamento deportivo obligó a Ford a construir unidades de serie del GT40 para mantener su homologación como coche de competición. La marca, por lo tanto, produjo una serie corta de vehículos de calle que, en contra de lo previsto, tuvo muchos problemas para encontrar compradores.
Primer modelo de lujo de dos puertas y cuatro plazas de la marca (categoría que en Estados Unidos recibía el nombre de “Personal Luxury Car”), el Chevrolet Monte Carlo se vendió desde 1970 hasta 2007 a lo largo de seis generaciones. La que se lanzó en 1973 y se fabricó hasta 1977 fue la segunda de ellas.
En 2015, Ford anunció el lanzamiento de un nuevo GT, un superdeportivo que llegó al mercado dos años más tarde. Fabricado en serie limitada, cambió el tradicional motor V8 de las dos generaciones precedentes por un nuevo V6 turboalimentado que le proporcionaba unas impresionantes prestaciones.
Antes de la llegada masiva de los muscle cars a finales de la década de 1960, marcas como Chevrolet ofrecieron a sus clientes versiones muy potentes de sus modelos más grandes. Es el caso del Impala que, desde 1961, se comercializó en la versión SS, dotada de motores V8 de 5,7 y 6,7 litros de hasta 425 cv.
La versión ZL1, que incorpora el motor V8 sobrealimentado de 6,2 litros de cilindrada procedente del Chevrolet Corvette, es el Camaro más potente de la historia de este modelo. Tiene un propulsor de 650 cv que le permite superar holgadamente los 300 km/h de velocidad máxima.
La tercera generación del Chevrolet Camaro, lanzada en 1981, se presentó como un cupé de cuatro plazas con portón trasero, movido por motores de cuatro, seis y ocho cilindros, todos ellos de baja potencia. A partir de 1985, no obstante, el Camaro recuperó parte de su reputación como muscle car gracias a la llegada de la versión IROC-Z.
Dodge presentó en el Salón de Nueva York de 2014 un completo rediseño del Charger, su berlina de gama media. Este coche sigue vendiéndose en la actualidad con diferentes acabados que van desde versiones familiares de tracción integral hasta auténticos muscle cars de alta potencia.
La quinta generación del Ford Mustang, lanzada en 2005 y desarrollada en innumerables versiones tanto de carrocería como de mecánica, se inspiró en la primera generación del modelo y supuso, en cierto modo, la recuperación de la esencia clásica de este mítico deportivo.
El Ford Fairlane Thunderbolt fue un coche de competición orientado a las carreras de aceleración desarrollado sobre la base de un modesto sedán de gama intermedia con carrocería de dos puertas. Se fabricaron tan solo cien unidades, todas ellas en 1964.
El Plymouth Satellite era un cupé intermedio en la gama del fabricante, y su versión Sebring fue la más equipada y atractiva si no consideramos como variantes de este modelo los muscle cars GTX, desarrollados sobre la misma base. En 1971, el Satellite estrenó una nueva carrocería de estilo “fuselaje”.
Comercializado entre 1994 y 2004, el Ford Mustang de cuarta generación recuperó, de manera tímida, la personalidad de los Mustang muscle car. Las diferentes versiones STV Cobra desarrolladas por el departamento de vehículos especiales, entre ellas el espectacular Cobra R, contribuyeron decisivamente a ello.
El Grand Prix fue uno de los modelos más exitosos de la marca Pontiac. Lanzado en 1962, cambió de plataforma y de tamaño en diferentes ocasiones a lo largo de siete generaciones, pero solo la segunda y la tercera, fabricadas entre 1969 y 1977, tuvieron versiones dignas de ser consideradas muscle cars.
Reconvertido en un full size y utilizando la plataforma C-Body del grupo Chrysler, combinada con un motor de 426 pulgadas cúbicas y 380 caballos SAE brutos, el Plymouth Fury fue uno de los primeros muscle cars de gran tamaño desarrollado por esta marca del Grupo Chrysler.
El Chevrolet Corvette C4, así llamado por ser la cuarta generación de este emblemático deportivo, mantuvo el espíritu de la generación precedente, pero con carrocería y motores en sintonía con una nueva era en el mercado. Este nuevo Corvette consiguió mantenerse como el auténtico referente entre los deportivos estadounidenses.
El Pontiac Fiero fue un coche tan revolucionario como incomprendido, tan alabado por sus innovadoras características como rechazado por el público a nivel de ventas. Se fabricó desde 1983 a 1988 en dos variantes de carrocería diferentes y se eliminó del catálogo después de más de 370.000 unidades producidas en cinco años.
El Chevrolet Nova fue el modelo de acceso a la gama Chevrolet a partir de 1968. Se trataba de un coche de precio accesible que se vendió con carrocería sedán de cuatro puertas y como cupé con línea fastback. La versión SS se convirtió en uno de los muscle cars más económicos de su tiempo.
Trans Am es una denominación histórica que se asoció a todas las generaciones del Pontiac Firebird, el cupé deportivo de la marca. Con este nombre se designaron tradicionalmente las variantes verdaderamente deportivas, los auténticos muscle cars de las primeras generaciones, y también coches simplemente de carácter más deportivo en las siguientes.
Con 355 cv de potencia, fruto de su motor de siete litros “prestado” por los coches patrulla que Ford fabricaba para las fuerzas del orden estadounidenses, el Shelby GT500 fue el Mustang más potente de su tiempo: un auténtico muscle car pensado para disfrutar al volante sin límites.
El Dodge Charger, un cupé de línea fastback lanzado en 1966 sobre la plataforma del Coronet, se convirtió en uno de los primeros muscle cars de Chrysler al adoptar, en 1968, un bloque V8 procedente de las series NASCAR. La versión con este motor se llamó R/T, siglas de Road/Track.
El Dodge Dart era un coche de gama media que llegó a América del Sur a finales de la década de 1960. El modelo se fabricó en Brasil como tope de gama de la filial local del Grupo Chrysler y era distinto de su homónimo vendido en Estados Unidos. Para Brasil, disponía de un motor V8 de 5,2 litros de cilindrada.
El Dodge Coronet es el perfecto ejemplo de muscle car. Miembro de una familia de modelos del segmento medio, el cupé Coronet recibió motores V8 de gran cilindrada e incluso la versión de calle del propulsor Hemi de competición. Sus versiones R/T y Super Bee fueron las más extremas.
Buick, la segunda marca más lujosa de General Motors después de Cadillac, entró muy tarde en el mercado de los muscle cars. Su GSX de 1970, no obstante, se considera uno de los modelos más emblemáticos de la época, y su motor V8 era el que más par ofrecía entre los modelos producidos en serie.
Con más de un millón de unidades fabricadas a lo largo de nueve generaciones entre 1963 y 1999, el Buick Riviera es uno de los mejores representantes de lo que los estadounidenses llamaron personal luxury car, es decir, un coche de lujo en formato cupé para clientes selectos y sin cargas familiares.
La primera generación del Pontiac Firebird, desarrollado conjuntamente con el Chevrolet Camaro, fue la respuesta de General Motors al éxito del Ford Mustang. Al igual que este último, pasó de ser un pony car, es decir, un deportivo económico pensado para gente joven, a un muscle car, un deportivo extremo, sobre todo en las versiones Trans Am de la segunda generación, equipadas con enormes V8 de hasta 7,5 litros y 350 cv de potencia.
Chrysler es la marca más lujosa y exclusiva del Grupo Chrysler desde la desaparición de Imperial. Por esta razón, sus modelos nunca fueron coches de corte deportivo, como tampoco lo fueron los de Cadillac (General Motors) o Lincoln (Grupo Ford). Una de las pocas excepciones fue el Chrysler 300 Hurst de 1970.
El Oldsmobile Toronado es de esos coches que se han hecho un hueco en la historia del automovilismo estadounidense por su innovación tecnológica. Formalmente, era un gran cupé de cuatro plazas sin excesivas pretensiones deportivas; estéticamente, rompía algunos moldes pero sin salirse de lo habitual en una época de gran creatividad. Lo más sorprendente, no obstante, era el hecho de ser el primer coche americano con tracción delantera desde 1931.
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